Los Centros Aarhus en Europa sudoriental: Una red regional
Si se observan los cauces fluviales, apenas existen regiones más interconectadas que Europa sudoriental. El noventa por ciento de su territorio forma parte de la cuenca de ríos transfronterizos. Treinta grandes ríos fluyen a través de dos o más países: la cuenca del río Sava conecta a cuatro países, y la del Drin a cinco; la cuenca del Danubio rebasa de sobra los confines de Europa sudoriental, pues abarca diecinueve países. Por tanto, es lógico que los ecologistas de la región aúnen esfuerzos. Y eso es lo que han hecho los Centros Aarhus en Europa sudoriental, con el apoyo de la OSCE.
El ciclón que barrió Europa sudoriental en primavera de 2014 fue una señal de alarma. En la fase posterior a las inundaciones y los desprendimientos de tierra que causaron muchas muertes, centenares de miles de personas desplazadas y daños por valor de miles de millones de dólares, quedó muy claro lo importante que es la coordinación transfronteriza para la alerta temprana y las operaciones de búsqueda y rescate. El pasado mes de marzo, la Oficina del Coordinador de las Actividades Económicas y Medioambientales de la OSCE y la Presencia de la OSCE en Albania invitaron a 40 autoridades gubernamentales y expertos internacionales de Europa sudoriental a Tirana, para que estudiaran diversos enfoques de la participación pública en la gestión de los recursos hídricos transfronterizos. Asistieron representantes de cada uno de los Centros Aarhus de la región.
A fecha de enero de 2016, hay 14 Centros Aarhus en Europa sudoriental, en Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Serbia. Los Centros se dedican a aplicar la Convención de Aarhus, de la que son parte todos esos Estados. La Convención de Aarhus establece que todas las personas tienen derecho a participar plenamente en las decisiones medioambientales que afectan a sus vidas. Los Centros Aarhus les ayudan a que ejerzan ese derecho, brindándoles información, organizando audiencias públicas y facilitando el diálogo sobre cuestiones ecológicas urgentes. También brindan asesoramiento legal básico a ciudadanos, agrupaciones ciudadanas y organizaciones de la sociedad civil, acerca del acceso a la justicia cuando se infrinja su derecho a la información y a la participación pública. Los temas que los inquietan pueden ser locales, como la contaminación provocada por un vertedero de basura; de tipo nacional, como un nuevo proyecto de ley sobre protección medioambiental; o, como en el caso de los cauces fluviales transfronterizos, pueden rebasar las fronteras estatales.
Las cuestiones regionales predominaron en los debates de los representantes de los Centros Aarhus cuando se reunieron en Tirana, aunque también intercambiaron pareceres acerca de los retos de su labor cotidiana. Resultó evidente que estrechar su cooperación puede ser muy beneficioso para ellos. En la reunión de los Centros Aarhus, organizada cada año por la Oficina del Coordinador de las Actividades Económicas y Medioambientales de la OSCE, que tuvo lugar en Viena en junio y a la que acudieron más de un centenar de interesados en la Convención de Aarhus procedentes de toda la región de la OSCE, los Centros Aarhus de Europa sudoriental firmaron una Declaración Conjunta en la que formalizaron su cooperación: así nació la red regional de Centros Aarhus de Europa sudoriental.
El primer paso es la comunicación
¿Qué significa la red en la práctica? En primer lugar y ante todo, refuerza las vías de comunicación. Cada Centro Aarhus actúa dentro de su propio entorno local, pero todos ellos persiguen los mismos objetivos y se enfrentan a retos parecidos. Para ello puede ser útil interactuar con los colegas. “Estamos en contacto todo el tiempo, ya sea por Facebook o por teléfono. Cada Centro Aarhus puede brindar sus propios conocimientos periciales en un ámbito diferente. Por ejemplo, yo soy abogado, y puede haber algún ecologista o biólogo”, dice Robert Murataj, responsable de la gestión del Centro Aarhus en Vlore (Albania). Darija Šajin, en Novi Sad (Serbia), ha recurrido a sus conocimientos especializados de pedagogía infantil para desarrollar un programa interactivo de concienciación ecológica dirigido a alumnos y denominado Smart Schools (escuelas inteligentes), que ha compartido a través de la red.
Incluso las discrepancias pueden ayudar a reenfocar el propio trabajo. Viktor Bjelić, que gestiona el Centro Aarhus en Banja Luka (Bosnia y Herzegovina), explica que él compara sus observaciones con los colegas de Serbia: “En Serbia, los Centros Aarhus están sobre todo en zonas urbanas, mientras que las comunidades para las que trabajamos nosotros son tanto urbanas como rurales. En las zonas urbanas, la reducción del riesgo de catástrofes se ocupa sobre todo de inundaciones y terremotos. En zonas rurales también hay desprendimientos de tierra e incendios forestales. Y además hay problemas con prácticas agrícolas ilegales, como por ejemplo la quema de desechos agrícolas. Así que hay que modificar el enfoque. Nosotros organizamos conferencias sobre cómo aprovechar los residuos agrícolas como abono. En zonas urbanas, la gente tiene acceso a información a través de Internet; pero no sucede lo mismo en zonas rurales, donde tienen que recurrir a la información impresa. Además, en zonas rurales la solidaridad de las comunidades es más fuerte y las personas están mejor conectadas entre sí”.
Retos comunes
La cooperación entre los Centros Aarhus se centra en los retos transfronterizos: la gestión de los recursos hídricos y la reducción del riesgo de catástrofes. Cada uno de ellos se ha dedicado en sus comunidades respectivas, a raíz de las inundaciones de 2014, a mejorar los sistemas de alerta temprana y respuesta rápida.
En Novi Sad, Šajin y sus colegas han creado una amplia red de interesados para coordinar las medidas en caso de futuras catástrofes. “Creemos que hemos iniciado un diálogo que fortalecerá a la comunidad y la hará más segura”, dice. El equipo de Banja Luca se puso en contacto con ellos para determinar quiénes debían participar en ella. “Aceptaron nuestra sugerencia de que incluyéramos a organismos de sanidad y de bienestar animal, así como a compañías de seguros y empresas agrícolas”, añade Bjelić. Por su parte, el Centro Aarhus en Baja Luka lo enfocó de otra manera, analizando el marco jurídico y elaborando un manual que brinda a los municipios los instrumentos que necesitan para preparar sus propios planes de reducción de riesgos.
En Albania, las inundaciones son frecuentes en invierno. El año pasado se inundaron 2.000 hectáreas cerca de Vlore, y hubo que evacuar a miles de agricultores. “Les pedimos a las autoridades locales que prohibieran edificar en zonas de riesgo, y que recopilaran los números de teléfono de todos los residentes, para poder avisarles a tiempo”, dice Murataj.
En diciembre, la red de Centros Aarhus de Europa sudoriental y los municipios se reunieron en dos grupos por separado durante tres días y medio para recibir formación e intercambiar pareceres acerca de la reducción del riesgo de catástrofes. Los procedentes de Serbia y de Bosnia y Herzegovina se reunieron en Sarajevo, mientras que los procedentes de Albania y Montenegro se reunieron en Budva (Montenegro). Expertos nacionales y un instructor de Suiza brindaron un asesoramiento detallado acerca del cartografiado de riesgos y las prácticas para la evaluación de los mismos. Los participantes consideraron muy útiles las visitas sobre el terreno y la labor práctica organizada como parte de la capacitación. Estas actividades de formación ayudan mucho a que se desarrollen contactos y regímenes de asociación entre los gobiernos locales y los Centros Aarhus, que mejoran la participación comunitaria en los planes locales de reducción del riesgo de catástrofes.
Los Centros Aarhus giran en torno a la naturaleza y a los seres humanos, pero su labor es altamente política. Deben ganarse la confianza de las autoridades para poder entablar contactos efectivos con ellas en nombre del público. Un hecho destacado de esa semana de formación fue que los representantes municipales también asistieron y participaron en un intercambio transfronterizo. “Fue una magnífica ocasión para ganarse su confianza, y poder ir creando así una asociación que beneficie a nuestras comunidades locales”, comenta Šajin. “Los municipios reconocen que los Centros Aarhus son centros de referencia para informar a la comunidad. Estamos en contacto con los participantes del curso de formación en Budva para poder seguir intercambiando ideas”, añade Murataj.
La OSCE comenzó a poner en marcha los Centros Aarhus en 2002, son ya 60 en 14 países de Europa sudoriental, Europa oriental, el Cáucaso meridional y Asia central. Otro ejemplo de cooperación transfronteriza en la Red de Centros Aarhus tiene lugar entre los Centros Aarhus de Osh (Kirguistán) y Khujand (Tayikistán), en el fértil valle de Ferghana. Ambos formalizaron su asociación en un Memorando de Entendimiento en 2014. Los dos Centros Aarhus comparten la herencia soviética de tener vertederos de desechos de uranio, que son un peligro ecológico, sanitario y de seguridad, y llevan a cabo actividades conjuntas para concienciar al público acerca de los riesgos asociados a lugares donde se deposita uranio, así como de las catástrofes naturales.
Tanto en Europa sudoriental como en Asia Central, el refuerzo de la cooperación transfronteriza de los Centros Aarhus puede ayudar a mejorar la cooperación política en el futuro. “En los Balcanes, todos nosotros aspiramos a formar parte de la familia de la Unión Europea”, dice Murataj en Albania. “Tenemos que organizar más talleres como el de Budva: nos permiten identificar cuáles son los temas de interés común y debatir maneras de abordarlos juntos. Es necesario que las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en pro de una buena gobernanza y del medio ambiente cooperen entre sí”, concluye.
Más información:
Salvaguardia del medio ambiente en Bosnia y Herzegovina (al estilo Aarhus): osce.org/bih/217156
Los Centros Aarhus: Una presentación breve: osce.org/secretariat/89067
Sitios web de los Centros Aarhus en toda la región de la OSCE: osce.org/secretariat/160246
Construyendo una Comunidad
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