La gestión del Dniéster
Ucrania y Moldova están unidas no solamente por fronteras comunes y una larga historia de lazos amistosos, sino también por la cuenca del río Dniéster, cuyas aguas son fuente de vida para más de diez millones de habitantes en los dos países. El río Dniéster es uno de los mayores cauces fluviales transfronterizos de Europa del este; nace en los Cárpatos ucranianos, discurre a través de la República de Moldova, y vuelve a Ucrania cerca del Mar Negro.
Unos siete millones de personas viven en la cuenca del río Dniéster, de los cuales más de cinco millones viven en Ucrania. El Dniéster y sus afluentes son la fuente principal de suministro de agua para la agricultura, la industria y los centros de población de ambos países, incluida Chisinau, la capital de Moldova. Fuera de la cuenca propiamente dicha, otros tres millones y medio de personas aprovechan el agua del río, entre ellos los habitantes de la ciudad portuaria ucraniana de Odesa.
La gestión de las aguas de una cuenca transfronteriza no suele ser tarea fácil; exige un enfoque que tenga presentes los problemas y las necesidades de la cuenca en su conjunto, al margen de su ubicación geográfica o de la jurisdicción de entes particulares. Al mismo tiempo, los mecanismos y los acuerdos han de ser equitativos y ajustarse al contexto concreto, teniendo en cuenta las condiciones y las tradiciones locales. La confianza, la voluntad política y la atribución de una responsabilidad nacional son factores importantes.
En la actualidad, y gracias al Dniéster, no escasea el agua en el conjunto de la región, aunque cuando llueve poco y en épocas de sequía sea difícil satisfacer la demanda de agua en algunas áreas. Sin embargo, el futuro se presenta incierto debido al desarrollo de las economías de Moldova y Ucrania y a la presión adicional que ejerce el cambio climático en los recursos hídricos. Incluso hoy en día el río sufre los estragos de la contaminación, el deterioro de la biodiversidad, inundaciones y exigencias hídricas que a veces entran en conflicto. El conflicto sin resolver en el Trans-Dniéster complica aún más las cosas.
Según el Marco Estratégico para la Adaptación al Cambio Climático en la cuenca del río Dniéster, recientemente adoptado, esa incertidumbre se ve agravada por el hecho de que se prevé que un cambio climático afectará al volumen y a la distribución temporal del caudal del río, hará aumentar la frecuencia y la intensidad de las riadas y las sequías, y generará problemas asociados a la escasez de agua, lo que incluye el deterioro de la calidad del agua y de los ecosistemas en la cuenca del Dniéster. Esas repercusiones plantean un riesgo potencial para la seguridad de millones de personas que viven en la cuenca del río, o bien dependen por otros motivos del agua del Dniéster.
Un enfoque para toda la cuenca
En la época soviética, el río Dniéster se administraba como un sistema unido, pero después de que Moldova y Ucrania obtuvieran su independencia, abordaron sus partes respectivas por separado hasta 1994, cuando firmaron un acuerdo bilateral sobre el aprovechamiento y la protección de los recursos hídricos de la cuenca. Sin embargo, el acuerdo solamente regulaba el aprovechamiento del agua en la zona fronteriza, sin abarcar los recursos fluviales biológicos o los ecosistemas. En líneas generales, su aplicación solo incumbía a un grupo reducido de funcionarios estatales procedentes del sector hídrico.
La administración integral de la cuenca del Dniéster comenzó a gestarse ya en 2004, año en el que Moldova y Ucrania pidieron a la OSCE y a la Comisión Económica para Europa (CEPE) de las Naciones Unidas que facilitaran la cooperación transfronteriza en la cuenca del río Dniéster. Desde entonces, y dentro del marco de la Iniciativa sobre Medio Ambiente y Seguridad (ENVSEC), ambas organizaciones han llevado a cabo toda una serie de proyectos en las esferas de la gestión de riadas, la protección de la biodiversidad, incluida la diversidad ictiológica, la observación transfronteriza, el intercambio de información y de datos y la concienciación pública, que cuenta en parte con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que también es miembro de ENVSEC. Los proyectos se han llevado a cabo conjuntamente con los Ministerios de Medio Ambiente de Moldova y Ucrania, organismos de gestión de las aguas y otras autoridades pertinentes de ambos países.
Un hito histórico fue el estudio transfronterizo de la cuenca del río Dniéster para determinar su situación, realizado en otoño de 2005. Esta evaluación de la geografía, los recursos naturales, la situación medioambiental y los temas medioambientales prioritarios de la cuenca dio como resultado la elaboración y la ejecución de un programa de acción para mejorar la gestión de los recursos hídricos.
Lo más importante fue que la cooperación que se fue desarrollando propició que Moldova y Ucrania negociaran y firmaran el Tratado bilateral de cooperación acerca de la conservación y el desarrollo sostenible de la cuenca del río Dniéster (el Tratado del Dniéster) el 29 de noviembre de 2012 en Roma. Moldova ya lo ha ratificado, y se espera que Ucrania lo haga en breve.
El Tratado del Dniéster amplía la cooperación existente para que abarque la totalidad de la cuenca fluvial, así como todos los sectores principales. Es también un instrumento importante para que Moldova y Ucrania puedan cumplir sus obligaciones dimanantes del Convenio de la CEPE/Naciones Unidas sobre la Protección y Utilización de los Cursos de Agua Transfronterizos y de los Lagos Internacionales, así como sus compromisos en el marco de los documentos políticos pertinentes de la OSCE, incluidos: la Declaración de Madrid de 2007 sobre Medio Ambiente y Seguridad; la Decisión Nº 7/07 del Consejo Ministerial relativa al seguimiento del Decimoquinto Foro Económico y Medioambiental: Gestión de recursos hídricos; la Decisión Nº 9/08 del Consejo Ministerial relativa a medidas de seguimiento del Decimosexto Foro Económico y Medioambiental sobre la cooperación en materia de vías de navegación marítima y vías de navegación interior; así como la Decisión Nº 6/14 del Consejo Ministerial relativa a la mejora de la reducción del riesgo de catástrofes. El Tratado también coadyuvará a que ambos países apliquen la Directiva Marco de la UE sobre el agua.
La adaptación al cambio climático
La mejora de la resistencia ante el cambio climático ha sido una parte importante de los proyectos de la OSCE y la CEPE/Naciones Unidas en el marco de ENVSEC. El Grupo de Trabajo sobre gestión de inundaciones y adaptación al cambio climático en la cuenca del río Dniéster se creó en 2010 para examinar sus avances, recomendar actividades adicionales, tomar decisiones acerca de medidas relacionadas con los proyectos, y difundir sus logros en el plano nacional e internacional.
El Grupo de Trabajo destaca por su carácter integrador. Los miembros son designados por el Ministerio de Medio Ambiente de Moldova, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Ucrania, y organismos de gestión del agua y servicios hidrometeorológicos de ambos países. El Grupo incluye a representantes de agencias del sector que se ocupan, por ejemplo, de la energía hidroeléctrica y la gestión de situaciones de emergencia, la comunidad científica y la sociedad civil. También participan en sus reuniones representantes de las organizaciones regionales e internacionales pertinentes.
A petición de ambos países, el Grupo de Trabajo supervisó de 2010 a 2014 la ejecución de medidas dentro de un proyecto importante para mitigar la exposición a grandes inundaciones y al cambio climático; la creación de modelos y mapas detallados de análisis de riesgo de inundaciones en áreas vulnerables seleccionadas, la comunicación sobre riesgos de inundaciones, y la instalación de varias estaciones de vigilancia en la parte superior del río Dniéster. La evaluación del grado de exposición de toda la cuenca, que también se hizo dentro de este proyecto, permitió preparar un plan de medidas de adaptación al cambio climático, que abarca el conjunto del área.
Ahora se están aplicando dentro del ambicioso proyecto multirregional sobre el cambio climático, denominado Cambio Climático y Seguridad en Europa del este, Asia central y el Cáucaso meridional: se trata de un proyecto de ENVSEC encabezado por la OSCE y financiado por el Instrumento de Estabilidad de la Unión Europea y la Agencia austríaca para el Desarrollo. Las medidas acordadas por los países para toda la cuenca mejoran el intercambio de información y de datos en cuanto a la adaptación al cambio climático, la recuperación y la conservación de los ecosistemas y, lo más importante, la concienciación de las repercusiones del cambio climático. Como ejemplo cabe citar la reforestación, que ayuda a restablecer la productividad de los ecosistemas, proteger las cuencas de captación y reducir la probabilidad de que haya inundaciones. En total, se plantaron 14.000 plantas de semillero cerca de la localidad de Glinnoye, en la isla Turunchuk en el Trans-Dniéster (Moldova) y a orillas de Kuchurgan, Hlybokyy Turunchuk y el Bajo Dniéster (Ucrania).
Este proyecto no solamente ha dado pie a medidas que son beneficiosas para toda la cuenca, sino que también, gracias a la labor común de expertos a ambos lados de la frontera (facilitada por la OSCE y la CEPE/Naciones Unidas), ha sido la base del Marco Estratégico para la Adaptación al Cambio Climático en la Cuenca del Río Dniéster. Hoy en día existen muy pocas estrategias parecidas en el mundo. El Marco Estratégico fue aprobado por Moldova y Ucrania, y entró en acción durante el Acto de Alto Nivel sobre Cambio Climático y Cooperación Transfronteriza en la Cuenca del Río Dniéster, que tuvo lugar el 23 de abril de 2015 en Kiev.
Reducción del riesgo de catástrofes
En otro proyecto de ENVSEC ejecutado conjuntamente por la OSCE y el PNUMA, un grupo de 16 representantes de las autoridades medioambientales y expertos sobre el medio ambiente procedentes de Belarús, Moldova y Ucrania visitó Suiza en septiembre de 2015 a fin de familiarizarse con las prácticas recomendables de ese país para restablecer los ecosistemas en áreas propensas a inundaciones. Esta experiencia valiosa ayudará a mejorar las posibilidades de restaurar ecosistemas a fin de mitigar los riesgos de inundaciones en las cuencas fluviales transfronterizas en Europa del este, incluida la cuenca del Dniéster. Como parte de las medidas más amplias emprendidas por la OSCE para abordar los diversos aspectos de la buena gestión del agua, este proyecto también ayuda a que se cumpla la Decisión del Consejo Ministerial relativa a la mejora de la reducción del riesgo de catástrofes, adoptada en el Consejo Ministerial de 2014 en Basilea.
¿Cuál es el siguiente paso?
Estos éxitos, cosechados a fuerza de paciencia y perseverancia, hay que seguir alimentándolos. Ya se han hecho muchas cosas, pero todavía queda mucho por hacer, lo que incumbe ante todo y en primer lugar a los países directamente interesados, que son Ucrania y Moldova. Una vez el Tratado del Dniéster entre en vigor, habrá que aplicarlo. Eso conlleva crear una comisión bilateral de gestión de la cuenca fluvial, para facilitar el aprovechamiento sostenible y la protección de la cuenca fluvial y apoyar la protección contra las inundaciones. También implica recaudar fondos para respaldar las actividades de la comisión y de sus grupos de trabajo.
También será necesario aplicar el Marco Estratégico para la Adaptación al Cambio Climático, según un plan que están preparando la OSCE y la CEPE/Naciones Unidas con los dos países. Cuando se materialice en la práctica, mejorará notablemente la capacidad de adaptación de la cuenca del Dniéster, ayudará a que se aplique el nuevo Tratado del Dniéster tras su entrada en vigor, y facilitará la aplicación de la Directiva Marco de la Unión Europea sobre el agua, así como de otros compromisos internacionales pertinentes tanto de Moldova como de Ucrania. La labor a largo plazo en la cuenca del río Dniéster, respaldada por la OSCE, apoya las iniciativas globales para afrontar el cambio climático, fomentar el desarrollo sostenible y mitigar los riesgos de catástrofes; también coadyuva a un futuro sostenible y seguro para millones de personas y ecosistemas valiosísimos en esta región singular, y más allá de ella.
Leonid Kalashnyk es Oficial del programa medioambiental de la Oficina de la Coordinadora de las Actividades Económicas y Medioambientales de la OSCE. Ursula Froese es la editora de la revista Comunidad de la Seguridad
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