Japón: el Primer Socio Asiático para la Cooperación de la OSCE
Hace veintiséis años, Japón dio un paso histórico al convertirse en el primer país asiático que formalizó sus relaciones en materia de cooperación con la OSCE (la CSCE en aquella época). El 15 de febrero de 2018, el Ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Tarō Kōno, se reunió con el Secretario General de la OSCE, Thomas Greminger, para hablar sobre el compromiso ininterrumpido de Japón como Socio asiático para la Cooperación. Era la primera vez que un ministro de asuntos exteriores japonés acudía a una reunión en la Secretaría de la OSCE en Viena.
El comienzo de la larga y fructífera relación entre la OSCE y Japón tiene mucho que agradecer a la perspicacia del pensamiento político de los líderes japoneses, quienes a principios de la década de 1990, tras finalizar la Guerra Fría, se marcaron como objetivo intensificar las relaciones de su país con Europa.
Como vecino cercano y miembro del G7 que colaboró en la reforma y reconstrucción de Europa central y oriental, Japón estaba muy interesado en mantenerse al corriente de las deliberaciones que se mantenían en la CSCE (antecesora de la OSCE). Los diplomáticos japoneses comenzaron a expresar su interés por tener una relación más estrecha con la CSCE en las conversaciones con sus homólogos europeos. Por otro lado, muchos Estados participantes ponían en valor una estrecha colaboración con Japón con objeto de proteger y desarrollar los valores humanos fundamentales que compartían. Como resultado de todo ello, Japón fue el primer Estado asiático al que se invitó a asistir a una reunión de la CSCE, la Cumbre de Helsinki celebrada en julio de 1992.
“Recuerdo el momento glorioso que significó aquella cumbre, en la que celebrábamos el fin de la Guerra Fría, aunque quedara eclipsada por la crisis y la guerra en la antigua Yugoslavia”, describe la Embajadora Takako Ueta al rememorar su participación, hace ya dos decenios, como miembro de la delegación japonesa. Aún recuerda ese “día soleado durante el período de las noches blancas finlandesas” en el que se celebró la clausura de la cumbre. El documento final contenía una decisión adoptada por los jefes de Estado o de Gobierno relativa al desarrollo de una relación sustancial entre la CSCE y Japón. Al mismo tiempo, se invitó también a todos los países no participantes que compartían los principios de la CSCE y estaban comprometidos con la cooperación europea a que iniciaran relaciones de ese tipo.
Esa fecha marcó oficialmente el principio de la asociación de Japón con la CSCE y constituyó el primer paso hacia la creación de un grupo de países que terminarían constituyendo los Socios asiáticos. A día de hoy, dicho grupo de Socios asiáticos para la Cooperación de la OSCE está formado por cinco Estados: Afganistán, Australia, Japón, la República de Corea y Tailandia.
Un papel ejemplar
Desde 1992, Japón ha estado desempeñando un papel ejemplar como Socio asiático mediante su contribución a proyectos y actividades de la OSCE. Ha participado en los debates mantenidos en el seno de la Organización e incluso ha acogido cuatro Conferencias Asiáticas de la OSCE. La última, celebrada en Tokio en 2014, brindó la oportunidad de intercambiar experiencias entre las regiones de la OSCE y Asia con el objetivo de crear un mundo más seguro, más interconectado y más justo, a la vez que se hace frente a los retos emergentes.
A lo largo de los años, Japón ha aportado un importante respaldo financiero a los proyectos de la OSCE, que al principio se centraban en la reconstrucción tras la guerra en la antigua Yugoslavia y que, más tarde, se fueron desplazando hacia las regiones de Asia Central y Afganistán. Japón es uno de los principales países donantes de la Escuela de la OSCE para Personal de Gestión Fronteriza, en Dushambe, a cuyos cursos no solo asisten funcionarios de fronteras de los Estados participantes sino también de Afganistán, Socio asiático para la Cooperación. También respalda el proyecto de la OSCE para fortalecer las capacidades de los agentes fronterizos en Turkmenistán, que cuenta asimismo con participantes de Afganistán.
Desde el estallido de la crisis en Ucrania y su entorno, Japón ha realizado generosas contribuciones a la respuesta de la OSCE, incluida una importante aportación financiera para la Misión Especial de Observación en Ucrania.
Además de esas contribuciones financieras, desde 1999 Japón ha estado enviando periódicamente funcionarios en régimen de adscripción a las operaciones de la OSCE sobre el terreno, así como expertos nacionales a las misiones de observación electoral organizadas por la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE.
En la época actual, caracterizada por complejos retos transnacionales, siguen creciendo los intereses comunes compartidos por Japón y la OSCE. En 2019, el país acogerá por quinta vez la Conferencia OSCE-Asia. Transcurrido un cuarto de siglo desde el comienzo de su participación, la asociación de Japón con la OSCE sigue gozando de muy buena salud.
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