Un experimento de la OSCE sobre conectividad
Por Ursula Froese
“Conectividad” – en el mundo de la TIC el concepto es claro: Se refiere al grado de interacción de un programa informático con otros. Pero en política sigue siendo un concepto nuevo, abierto a la interpretación. Exactamente lo que usted necesita cuando quiere impulsar un nuevo programa o una nueva dirección. En el caso de la conferencia sobre “Conectividad para el comercio y las inversiones”, organizada por la Presidencia alemana de la OSCE en Berlín a principios del presente año, significa un nuevo enfoque para conectar las políticas y las empresas internacionales.
“Todos ustedes han viajado a Berlín”, dijo el Presidente en Ejercicio de la OSCE y Ministro alemán de Asuntos Exteriores Franz-Walter Steinmeier en su discurso de bienvenida “para participar en un experimento: un experimento porque queremos hablar de visiones políticas en un momento de graves disensiones políticas; un experimento porque queremos hablar de cooperación concreta en un momento en que los conflictos violentos en nuestra zona común se están cobrando vidas casi a diario; y un experimento porque queremos hablar de comercio y empresas en un momento en que muchas personas creen que nuestra visión de un área de seguridad y estabilidad común nunca va a materializarse”.
Aproximadamente un millar de delegados invitados se reunieron el 18 de mayo en la sala de plenarias del edificio del Ministerio de Asuntos Exteriores para participar en la sesión de apertura. Empresarios de alto nivel, encargados de la elaboración de políticas, expertos y diplomáticos venidos de toda la región de la OSCE y de fuera de ella, de América del Norte, Europa occidental, Rusia, los Balcanes, el Cáucaso, Asia central, Mongolia, la región del Mediterráneo y el sudeste de Asia, incluida China.
La idea de reunir a representantes de la política y del mundo empresarial, en sí, no es una novedad para la OSCE. El intercambio comercial ya ocupó un lugar destacado en el Acta Final de Helsinki de 1975, el documento fundacional de la Organización. Tras finalizar la Guerra Fría, se invitó a miembros de la comunidad empresarial del este y del oeste al primer Foro Económico anual en 1992, para ayudar a impulsar una economía de mercado común. Esa reunión, que desde entonces pasó a denominarse Foro Económico y Medioambiental, sigue celebrándose en Praga cada mes de septiembre, para tratar un tema elegido por la Presidencia de la OSCE (el Foro del presente año, celebrado del 13 al 15 de septiembre, estuvo dedicado a la buena gobernanza).
Entonces, ¿dónde estaba la novedad de lo que Steinmeier proponía a sus invitados? En primer lugar, en el entendimiento de que la economía no es solo una esfera de cooperación intergubernamental entre otras muchas, como puede haber ocurrido en el pasado. En Helsinki, hace cuarenta años, hubo acuerdo, aunque también escepticismo, entre los Estados participantes acerca de incluir las cuestiones económicas y medioambientales (la denominada “segunda cesta”) en el programa de seguridad integral.
Cuarenta y un años más tarde, la idea de celebrar esta conferencia sobre conectividad se ha materializado por la convicción de que en la región de la OSCE no habrá una paz y una estabilidad duraderas a menos que se refuercen los vínculos económicos en todos los sectores, y eso solo puede lograrse en colaboración con las empresas y la industria. Entre los delegados reunidos en Berlín hubo un sentimiento de urgencia, incluso de esperanza, al darse cuenta de que en su mano podía estar la llave para superar el bloqueo geopolítico que parece tener en un puño a este grupo de 57 Estados comprometidos con la idea de crear una comunidad de seguridad común que se extienda por todo el hemisferio norte.
Otra novedad fue también constatar que las cuestiones fundamentales acerca de nuestra estabilidad económica solo pueden abordarse mirando más allá de las fronteras de la región de la OSCE. Por eso se dio, por ejemplo, gran importancia a la presentación por la delegación de China del proyecto titulado “Una zona, un camino”, aunque no se trate de un Estado participante de la OSCE ni de un Socio oficial para la Cooperación.
Dando forma al concepto
A medida que la conferencia iba avanzando, empezó a tomar forma lo que podía significar el concepto de conectividad en el contexto de la OSCE. Steinmeier puso en marcha el proceso al hacer referencia a una de las formas más importantes de conectar una región: por ferrocarril. Mencionó el ejemplo de la línea de transporte de mercancías, de más de 10.300 kilómetros, que parte de Chongging (China), pasa por Khorgos y Moscú, y finaliza su recorrido en Duisburg (Alemania), una ruta utilizada, por ejemplo, por la empresa de informática Hewlett Packard para enviar sus ordenadores portátiles de China a Duisburg en 12 días, mientras que por mar se tardarían 45 días.
“Esta asombrosa conexión a través de varias zonas climáticas es una muestra de los retos geográficos que afrontamos a la hora de configurar nuestro espacio común desde los socios transatlánticos hasta Europa y Asia”, dijo. “Demuestra la impresionante dinámica económica que ya se está desarrollando o que puede desarrollarse en ese espacio. También demuestra la importancia de que la política se ocupe de la economía y viceversa”.
En las sesiones siguientes, se expusieron otros proyectos para crear corredores de transporte regionales, así como formas de mejorar los ya existentes, mediante la armonización de las leyes y la reducción de los costes de transacción. Se prestó especial atención a los problemas de los países sin litoral para lograr que sus productos lleguen al mercado. También se estudiaron infraestructuras para transportar bienes más efímeros, combustibles y energía. En cuanto al tema de la seguridad energética, la Oficina del Coordinador de las Actividades Económicas y Medioambientales de la OSCE anunció que ya estaba lista su publicación más reciente, Proteger las redes de electricidad contra las catástrofes naturales.
Hubo animados debates sobre el modo de promover la inversión financiera en infraestructuras y de impulsar el comercio regional. “En el caso del comercio, el panorama es muy complejo” dijo Mark Leonard, Director de Relaciones Exteriores del Consejo de Europa. “Por un lado, las cadenas mundiales brindan nuevas oportunidades, pero por otro estamos siendo testigos del incremento del proteccionismo y de la complejidad de las negociaciones comerciales”.
Se dedicó una sesión plenaria extraordinaria a la revolución digital, un tema omnipresente. Kerstin Günther, de Deutsche Telekom, expuso la opinión de su empresa de que la digitalización de las redes telefónicas europeas es imparable, describiendo los beneficios que eso ha supuesto para un pequeño país como la ex República Yugoslava de Macedonia, que hizo el cambio en 2013. Ross Lajeunesse, de Google, dijo que la tecnología digital está contribuyendo a equilibrar las condiciones para las pequeñas y medianas empresas: “Esta es la imagen que ofrece el comercio actual: no se trata de buques descargando grandes contenedores, sino de dos empresarios sentados en un sofá, en algún lugar de Europa, llegando a nuevos mercados de todo el mundo”.
Sin embargo, el debate no se limitó a celebrar la ampliación de los horizontes comerciales. Se hicieron advertencias acerca de la necesidad, en vista de la rapidez de los cambios, de velar por que todos puedan compartir los beneficios. “La tecnología digital está mejorando la vida, creando puestos de trabajo nuevos y mejores. Nunca se insistirá demasiado en eso. Pero se está desarrollando a un ritmo que nos obliga a preguntarnos si todos pueden seguirnos”, dijo Alexander De Croo, Ministro belga de Cooperación para el Desarrollo, Programa Digital, Correos y Telecomunicaciones. “En eso es en lo que deben esforzarse los gobiernos nacionales”, añadió.
Varios cursos prácticos demostraron la relación existente entre conectividad y conflicto (por ejemplo, en los Balcanes occidentales, donde la OSCE ha contribuido durante muchos años a la rehabilitación posconflicto). “Después de todas las cosas terribles que ocurrieron durante la guerra, hubo tres elementos clave que hicieron posible que los países de la región volvieran a relacionarse entre sí: la justicia, las perspectivas de la UE para la región y el desarrollo económico. La economía es realmente esencial para la paz y la estabilidad” dijo Almir Sahović, Ayudante del Ministro de Asuntos Exteriores de Bosnia y Herzegovina. “De ahí la importancia del Proceso de Berlín, iniciado en 2014, con sus proyectos de infraestructura y de conexión entre los jóvenes de la región”, dijo.
Otro curso práctico, relacionado directamente con la labor de la OSCE para resolver conflictos prolongados, centró su atención en fomentar el comercio en el Trans-Dniéster. (La OSCE está trabajando para resolver el conflicto entre Moldova y su región secesionista, con su papel en las negociaciones para la resolución del conflicto y su operación sobre el terreno en Chisinau.) Representantes de dos empresas del Trans-Dniéster, un fabricante de alimentos infantiles y una empresa textil, dieron información de primera mano acerca de las dificultades que se habían encontrado y de las soluciones prácticas aplicadas para realizar actividades comerciales internacionales desde una zona económica gris. Los participantes llegaron a la conclusión de que los esfuerzos para estimular la cooperación económica no deberían esperar a que concluyera el proceso de arreglo político, incluso puede que contribuyeran a que progresara la resolución del conflicto.
Ese tono de optimismo prevaleció en los debates de los dos días de plenarias, paneles y cursos prácticos. Al mismo tiempo, era obvio que para hacer verdaderos progresos en cada una de las esferas examinadas, había que profundizar en la materia. ¿Cómo debería abordar la OSCE las múltiples cuestiones planteadas?
Daniel Baer, Embajador de los Estados Unidos ante la OSCE, planteó la cuestión en la sesión de clausura de la conferencia: “No se trata solo de tener ferrocarriles; se necesitan también normas de tráfico. No se trata solo de poseer nuevas tecnologías, sino también de contar con personas que sean capaces de aprovecharlas. Un principio de la OSCE es que no se trata solo de tener conectividad económica. Uno de los retos para los que hemos participado en esta conferencia será cómo abordar los temas concretos que hemos tratado aquí y cómo basar los nuevos debates en los compromisos adquiridos con la OSCE”.
Pocas semanas más tarde, surgió una oportunidad en el marco de la OSCE para abordar algunas de las cuestiones más espinosas de la cooperación económica regional, en una Jornada de Seguridad de la OSCE titulada “Del enfrentamiento a la cooperación: Restablecimiento de la seguridad cooperativa en Europa”, patrocinada por el Secretario General Lamberto Zannier y celebrada también en Berlín los días 23 y 24 de junio. La conectividad fue uno de los temas tratados, en particular la relación entre distintas formas de integración económica en el área de la OSCE, incluida la Unión Europea y la Unión Económica Euroasiática.
Austria, que asumirá la Presidencia de la OSCE en 2017, ya ha anunciado que el próximo año organizará en Astana, en cooperación con Kazajstán, una conferencia de seguimiento sobre conectividad. De ese modo proseguirá el diálogo entre el mundo de la política y el mundo empresarial, iniciado por Alemania.
“Aplaudo el experimento”, dijo De Croo, al resumir su experiencia en la reunión de Berlín. “El sector privado es un buen interlocutor para hablar de seguridad, porque solo puede esforzarse e invertir cuando hay estabilidad. Visto desde otra perspectiva, eso es también una motivación, en el sentido de que si nosotros, como gobiernos, brindamos seguridad y estabilidad, está muy claro para qué lo hacemos y adónde nos puede llevar”.
Ursula Froese es la editora de la revista Comunidad de la Seguridad.
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