Luces y sombras: instantáneas de la Misión Especial de Observación de la OSCE en Ucrania
El piano
“El pasado octubre visité la Misión Especial de Observación en la oblast de Donetsk. El equipo de la OSCE acompañaba a investigadores holandeses al lugar del accidente del vuelo MH17 de Malaysan Airlines. [Cuando se accidentó en el área de Snezhnoe (Donetsk) el 17 de julio de 2014, la Misión Especial de Observación fue el único organismo internacional que tenía acceso al lugar del siniestro. En las semanas posteriores, el equipo allanó el terreno para crear un pasillo para medidas de emergencia que permitiera el acceso a un grupo de expertos en catástrofes aéreas de los Países Bajos, Malasia y Australia, y poder recuperar los cadáveres y salvar los restos del avión para ser examinados y determinar las causas de la tragedia.]
Los expertos holandeses en catástrofes aéreas no podían tratar directamente con los grupos separatistas armados, por lo que la OSCE se encargó de organizar su visita. Me encontré en una situación un tanto surrealista: viajando en un gran convoy que atravesaba un territorio ocupado por separatistas, escoltado por miembros de una fuerza de policía que no reconocemos, pertenecientes a un ministerio de seguridad que no reconocemos, a lo largo de una frontera que no reconocemos, para reunirnos con un ministro de emergencias de un gobierno que no reconocemos y unirnos a un equipo de rescate/bomberos de un organismo que tampoco reconocemos. Lo extraño de todo eso era que entre nosotros todos nos conocíamos y, de hecho, todos nos reconocíamos.
Después, al ver los restos del vuelo MH17, percibimos la gravedad de la situación. Nada te puede preparar ante una devastación semejante y los restos dispersos de diferentes partes del avión. A todo ello se unieron los misiles Grad desplegados entre las partes a unos 1,5 km de allí. Se hubiesen estado más cerca, no habría confiado mucho en los chalecos antibalas y los cascos de la OSCE. Afortunadamente, se hicieron algunas llamadas y el enfrentamiento se interrumpió durante varias horas.
Durante todo el día estuvimos observando cómo el equipo de rescate examinaba los escombros, buscando restos evidentes y recogiendo objetos personales. Lo increíble era que muchas cosas estaban intactas. Asientos, equipajes, pasaportes, libros, cartas, restos de vidas esparcidos por toda un área. Algunos de los observadores del equipo estuvieron presentes cuando la Misión de Observación accedió por primera vez al lugar del accidente, cuando no se trataba de las pertenencias, sino que se podían ver los cuerpos carbonizados y destrozados, muchos de ellos todavía con el cinturón abrochado en los asientos.
Nos desplazamos a un segundo lugar del siniestro, donde el piloto había caído, cerca de un pueblo. El día del accidente cayeron cadáveres y piezas del avión sobre el pueblo. Ahora, transcurridos varios meses, nos hemos tomado un descanso del trabajo. El alcalde vino y los habitantes del pueblo trajeron café y pastas. Ahí estábamos, un grupo extraño, compuesto por miembros de la OSCE, separatistas armados, ministros, policías, bomberos y habitantes del pueblo, tomando café con un avión estrellado como telón de fondo.
Lo que hacíamos era intentar encontrar indicios que ayudaran a las autoridades a identificar a los que perecieron, personas que no tenían interés alguno en Crimea, Donbass o cualquier otro rincón de Ucrania. Eran personas inocentes que se vieron atrapadas en la locura de la situación. De algún modo ellas representan a todas las personas inocentes que siguen estando atrapadas en esa demencia. Al igual que los pasajeros del avión, no tienen ni voz ni voto.
Trabajar como observador puede significar muchas cosas: facilitar el diálogo, negociar en marcos políticos delicados interactuando con grupos separatistas y, ante todo, establecer relaciones con los ciudadanos de Ucrania. Pero también puede significar presenciar acontecimientos que te marcarán para siempre, aunque todavía no seas consciente de ello.
Pero ¿por qué “El piano” como título? La fotografía representa para mí lo más conmovedor de todas las memorias de aquel día. El juguete sobrevivió… pero el niño no. ¿Cómo hemos podido permitir que en Europa suceda algo semejante en 2014?
Una promesa
“El 1 de octubre de 2014, fuentes locales notificaron a la Misión Especial de Observación que se había bombardeado un colegio situado en uno de los distritos del norte de la ciudad de Donetsk. Se envió a observadores al lugar del suceso. Vimos muchas carcasas de cohetes aún calientes que sobresalían del suelo frente a un colegio de enseñanza primaria. Había escombros por todas partes. Dos cuerpos de personas ancianas yacían en la entrada principal del colegio. Nos dijeron que uno de ellos era el de un maestro, el otro el del abuelo de uno de los alumnos. Bajamos al sótano del colegio y vimos a docenas de niños conmocionados junto a sus padres. Una mujer nos enseñó una bolsa de plástico verde que contenía un pañuelo, nos dijo que era lo único que tenía y que no había comido desde hacía días por los constantes bombardeos. Hubo otras personas que cuestionaron la importancia de la Misión Especial de Observación. Algunos la acusaron de no ser capaz de poner fin al conflicto.
En medio de ese escenario sobrecogedor con el dolor acrecentado por las miradas aterradas de los niños que se encontraban allí, les dijimos que estábamos allí para contar al mundo su sufrimiento, para dar testimonio al mundo de que no hay alegato por la paz más elocuente que el silencio de un niño en el sótano de un colegio buscando refugio durante un bombardeo. Un poco más tarde salimos y vimos que había seis cuerpos más en la calle adyacente: un hombre tendido en el suelo con una hogaza de pan bajo el brazo, una mujer cerca de una parada de autobús, dos cuerpos carbonizados en una furgoneta que había recibido el impacto de uno de los cohetes, y dos hombres ancianos fuera de la furgoneta destruida. El bombardeó se reinició y tuvimos que buscar refugio.
Al final de aquel día escribimos un Informe puntual sobre el incidente, que la sede de la OSCE en Viena publicó de inmediato. Un gran número de delegaciones y líderes mundiales reaccionaron ante la información facilitada. Sentimos que habíamos atraído la atención del mundo y en nuestro dolor confiamos en que habíamos cumplido con la pequeña promesa que les hicimos a aquellos niños y padres que estaban sufriendo en el sótano”.
Un pueblo en primera línea no olvidado
“A comienzos de marzo, un equipo de observación de la OSCE visitó el pueblo de Dontskyi, en la oblast de Lugansk. Situado justo en la línea de contacto, en las proximidades de la población de Kirovsk, Donetskyi fue bombardeado duramente en el curso del conflicto y prácticamente todos los edificios, incluidos el colegio, el hospital, el parque de bomberos y la alcaldía del pueblo habían resultado dañados. Los observadores se encontraron con un panorama desolador. Había ventanas rotas y tejados derrumbados.
Los habitantes del pueblo contaron que la destrucción se había producido en su mayor parte a causa de los enfrentamientos acontecidos a finales de enero. De una población que constaba de 3.500 habitantes antes de iniciarse el conflicto, quedaban tan solo 500 personas. Se habían cortado el gas y la electricidad, y el agua se tenía que transportar en camiones cisterna. Los habitantes del pueblo estaban viviendo en los sótanos, careciendo de los servicios básicos. Al no disponer de calefacción, los habitantes hacían hogueras frente a los bloques de apartamentos y preparaban allí las comidas. También se podía recoger comida de un comedor que daba alimentos suministrados por las fuerzas armadas de la denominada “República Popular de Lugansk” (“LPR”).
Además de todas las dificultades que estaba afrontando la población local, un puente se derrumbó en la carretera de Kirovsk de manera que solo se podía entrar y salir del pueblo por caminos llenos de barro. El temor de la población se acrecentaba con los disparos de francotiradores a las afueras de la población y el peligro de las minas. A pesar de todo ello y como símbolo de desafío ante todas las dificultades que habían tenido que encarar, algunos habitantes habían escrito en las puertas de sus edificios destruidos “¡estamos vivos!”.
Visitar las zonas en primera línea, como por ejemplo la de Donetskyi, fue difícil antes de que se acordara el alto el fuego tras la firma en Minsk del “Conjunto de medidas para la aplicación de los Acuerdos de Minsk”, el 12 de febrero. Los habitantes del pueblo dijeron a los observadores de la OSCE que ellos eran los primeros representantes de la comunidad internacional que habían llegado. Les pidieron que se proporcionara ayuda urgente.
La Misión Especial de Observación dio parte de la situación e informó también a los representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) sobre lo que habían encontrado en Donetskyi. Poco después, un equipo del CICR visitó el pueblo para evaluar la situación y suministrar ayuda humanitaria inmediata, que incluía atención médica y láminas de plástico para cubrir las ventanas rotas.
El 15 de marzo, los observadores de la OSCE volvieron a visitar el pueblo. Aunque la situación seguía siendo difícil, los habitantes del pueblo expresaron su agradecimiento por haber hecho notar su situación y haberla mejorado gracias a la ayuda prestada por el CICR. Los habitantes empezaban a regresar en número reducido. Desde entonces, la Misión Especial de Observación ha patrullado el pueblo en varias ocasiones”.
Intento de facilitar el alto el fuego local
“El 16 de marzo de 2015, en el cruce fronterizo de Donetsk en la Federación de Rusia, un comandante de las denominadas fuerzas de defensa de la “LPR” se dirigió a la Misión de Observadores de la OSCE en los puestos de control rusos de Gukovo y Donetsk, pidiendo que se comunicara a la Misión Especial de Observación que quería hablar sobre el incumplimiento del alto el fuego en su zona de la “línea de contacto”. Su mensaje fue transmitido al equipo de la Misión Especial de Observación en Lugansk, que posteriormente lo contactó por teléfono.
El comandante explicó al teléfono que se estaban produciendo violaciones periódicas del alto el fuego a lo largo de la “línea de contacto”, en las proximidades de las poblaciones de Frunze, Donetskyi y Zholobok (unos 40 kilómetros al noroeste de Lugansk). En su opinión, se debía a que no había quedado claro el recorrido exacto de esa línea sobre el terreno, dado que la “línea de contacto” sobre el mapa que habían acordado las partes el 21 de febrero era demasiado amplia y, en consecuencia, las unidades ucranianas situadas al otro lado estaban intentando siempre avanzar. El equipo de observación acordó reunirse personalmente con el comandante para seguir discutiendo la cuestión.
En la reunión que organizaron al día siguiente en Sakhanov, el comandante de las fuerzas de la “LPR” afirmó que quería reunirse con el comandante ucraniano del lado opuesto para llegar a un acuerdo local sobre la localización exacta de la línea sobre el terreno. Los observadores de la OSCE acordaron transmitir su propuesta a las fuerzas militares ucranianas, con las que mantenían contacto diario, y, si los ucranianos estaban de acuerdo, facilitar una reunión entre los comandantes de la “LPR” y de Ucrania en la línea de contacto, cuyo objetivo sería llegar a un acuerdo local.
Tras varias conversaciones mantenidas entre el equipo de observación de la OSCE y las fuerzas militares ucranianas a nivel local de batallón, brigada y cuartel general sectorial, la parte ucraniana acordó que hubiese una reunión el 20 de abril.
En el día convenido y tras haber buscado y recibido garantías de seguridad de ambas partes, el equipo de la Misión Especial de Observación de la OSCE envió patrullas en sus vehículos acorazados desde el norte y desde el sur al mismo tiempo hacia la “línea de contacto”. Mientras esperaban al comandante de la “LPR” desde una distancia segura al sur de la línea, la patrulla de la OSCE recibió una llamada de la patrulla de la OSCE al otro lado de la línea, que se encontraba justo al norte de la “línea de contacto” esperando a que llegara el comandante ucraniano. Se comunicó que el cuartel general de la “Operación antiterrorista” había informado de que la parte ucraniana no participaría en la reunión debido a que la noche anterior fuerzas de la “LPR” habían infringido aparentemente el alto el fuego utilizando armas pequeñas y fuego de artillería en las zonas de Stanytsia Luganska controladas por el gobierno, situadas a 16 km al noreste de Lugansk, y en Kriymske, 5 km al noroeste del punto de encuentro.
A pesar de que la reunión nunca tuvo lugar, el equipo de observación de la OSCE sigue actuando para que haya conversaciones bilaterales con las dos partes, alentándolas a que se reúnan, y patrulla periódicamente la zona situada a ambos lados de la “línea de contacto”, todo ello con la finalidad de aliviar las tensiones en la esfera local y reducir las violaciones del alto el fuego”.
Proteger los derechos de un grupo minoritario
“Además de observar, la Misión Especial de Observación de la OSCE se dedica a garantizar que se protejan los derechos humanos, en particular los de las personas internamente desplazadas, las minorías y las personas pertenecientes a ambos grupos.
En una ciudad situada en nuestra área de responsabilidad en las inmediaciones de Kramatorsk, nos llegó una denuncia de desplazados romaníes. Afirmaban que les estaban pidiendo pagar una tasa de varios cientos de hrivnias a determinados agentes de policía. Hablamos con los romaníes y nos disculpamos personalmente. Poco después, el jefe de policía devolvió el dinero y se disculpó personalmente ante los romaníes. Además, los agentes policiales implicados fueron amonestados y se los trasladó a otra área de responsabilidad.
Quizá al final nuestro éxito se mida por la manera en que hayamos logrado cambiar las cosas, en casos como esos, dando pequeños pasos”.
Construyendo una Comunidad
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