Diseñando la seguridad europea: el Acta Final de Helsinki
El Proceso de Helsinki, un esfuerzo diplomático que duró 22 meses y que culminó con el Acta Final de Helsinki, reunió a 35 Estados en un clima de respeto mutuo en plena Guerra Fría. Su origen tuvo como base las iniciativas que presentaron ambas partes de la antigua línea que dividía Europa.
Los países de la Organización del Pacto de Varsovia querían evitar nuevos conflictos que afectaran a las fronteras de los Estados europeos establecidas tras la guerra. Tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética habían finalizado en 1972 sus primeras Conversaciones sobre la limitación de las armas estratégicas, brindando la esperanza de un mundo bipolar estable. Los Estados europeos habían sido testigos de los beneficios mutuos que aportaba el régimen de la Ostpolitik, iniciada por el Canciller de Alemania occidental Willy Brand, para llegar más allá del Muro de Berlín. Las posibilidades de establecer una cooperación entre el Este y el Oeste se habían materializado, y se había allanado el camino para crear un acuerdo global de seguridad europea.
Las conversaciones preparatorias para la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa se iniciaron a finales de 1972 y se prolongaron hasta junio de 1973. Las recomendaciones finales de esos debates se denominaron el Libro azul. En dicho documento se establecía el programa de las negociaciones que tendrían lugar a nivel ministerial, en julio de aquel año, y a nivel de expertos, de septiembre de 1973 a julio de 1975, concluyendo con una Cumbre que se celebraría en Helsinki en julio y agosto.
El hecho de que las negociaciones fueran tan largas es un testimonio de la minuciosidad que se precisaba para alcanzar un consenso entre 35 Estados en un texto tan pionero. En él se establecía la cooperación sobre la relación futura entre los Estados, las libertades económicas a través de las fronteras políticas y el respeto del medio ambiente, y se vinculaba la seguridad europea con los derechos humanos fundamentales.
Fue en la Cumbre solemne en la que se firmó el Acta, donde el Presidente estadounidense Ford hizo la siguiente observación: “La historia no juzgará esta Conferencia por lo que digamos hoy aquí, sino por lo que hagamos mañana; no por las promesas que hagamos, sino por las promesas que mantengamos”.