Acabar con la apatridia: Entrevista con Volker Türk
La OSCE y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) publicaron el mes pasado el Handbook on Statelessness in the OSCE Area (Manual sobre la apatridia en el área de la OSCE). Volker Türk, Alto Comisionado Auxiliar para la Protección del ACNUR, nos explica por qué la tarea de prevenir y poner remedio a la apatridia ocupa un lugar destacado en el programa conjunto ACNUR-OSCE.
¿Por qué es importante prevenir la apatridia?
La apatridia afecta a un derecho humano básico, el derecho a la ciudadanía. En contraste, por ejemplo, con el problema de los refugiados, suele ser invisible, se olvida y no está en el radar de los gobiernos. Aun así, afecta profundamente a la vida de las personas. Para empezar, si usted carece de nacionalidad no puede viajar. Pero eso no es lo más importante. A veces no se tiene acceso a los servicios básicos: atención médica, escuelas. Solo piense cuántas veces en su vida cotidiana tiene que presentar su documento de identidad. No solo no se conoce realmente el drama de las personas apátridas, lo que tampoco se sabe es que, a veces, es bastante sencillo resolverlo, basta con tener voluntad política y enmendar algunas leyes. La Asamblea General de las Naciones Unidas ha encomendado al ACNUR la tarea de proteger a los apátridas, prevenir la apatridia y reducirla allá donde exista. Eso forma parte de nuestro mandato esencial. El objetivo de nuestra campaña #IBelong (YoPertenezco) es acabar con la apatridia para 2024.
¿Cómo se produce la apatridia?
A veces la apatridia es una cuestión de género. Todavía hay 26 países en el mundo que discriminan por motivos de género a la hora de conceder la nacionalidad. Por ejemplo, en esos 26 países, si una mujer se casa con un extranjero o con un apátrida no puede transmitir su nacionalidad a sus hijos. Ha habido algunos casos angustiosos de niños que se han convertido en apátridas. En el área de la OSCE, la apatridia se ha producido como consecuencia de una sucesión de Estados, es decir de la disolución de lo que antes era un país (Yugoslavia, la Unión Soviética, Checoslovaquia).
Si la apatridia suele ser invisible ¿cómo se puede saber el número de personas apátridas y llegar hasta ellas?
Ese es uno de nuestros mayores problemas. Hemos calculado que hay aproximadamente 10 millones de personas apátridas en todo el mundo, pero solo tenemos constancia de 3,5 millones de ellas. Hemos de trabajar con institutos de censo, con las personas que manejan registros de documentación, y concienciarlas del hecho de que esas personas existen, porque de otro modo no podrán figurar en ningún registro ni estarán documentadas. Eso forma parte de lo que hacemos. Alentar el registro de nacimientos en el contexto de los refugiados también es una tarea ingente. Por ejemplo, los refugiados sirios que han nacido fuera de su país, en el Líbano o en Turquía, puede que carezcan de certificado de nacimiento. Y si eso no se soluciona, es difícil demostrar quiénes son sus padres. Así pues, la expedición de certificados de nacimiento es esencial para evitar esos problemas en el futuro.
Usted ha dicho que la apatridia es relativamente fácil de resolver: ¿Podría darnos ejemplos de algunos éxitos obtenidos en el área de la OSCE?
Letonia y Estonia han hecho grandes progresos a lo largo de los años, encontrando formas, en primer lugar, de mejorar la condición de los no-ciudadanos o de las personas con nacionalidad indeterminada. Alegan, con razón, que el estatuto que conceden a los no-ciudadanos es superior al previsto en la Convención de 1954 [Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Apátridas]. En segundo lugar, han establecido un proceso para la naturalización, lo que es igualmente importante. Pero Rusia también ha hecho una buena labor (hemos constatado una importante reducción del número de personas oficialmente apátridas). Es importante señalar que esas cuestiones afectan a la vida personal de seres humanos y no deberían convertirse en motivo de tensiones entre Estados. Alentamos a los estados a que se ocupen del problema de la apatridia a nivel humano y a nivel técnico, y a que encuentren formas y medios de tratarlo de la manera que sea mejor para las personas.
¿Ha colaborado el ACNUR con la OSCE para prevenir o remediar la apatridia?
Hemos colaborado estrechamente con la OSCE (con el Alto Comisionado para las Minorías Nacionales (ACMN), con la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OIDDH) y con las operaciones de la OSCE sobre el terreno) en algunos ámbitos. Por ejemplo, en Europa sudoriental, el ACMN de la OSCE, el ACNUR y la Comisión Europea aunaron esfuerzos en 2011 para reunir a funcionarios gubernamentales de toda la región en una conferencia regional sobre apatridia, que tuvo lugar en Zagreb y que dio como resultado la Declaración de Zagreb, un conjunto de recomendaciones para eliminar las causas de la apatridia. Hubo otras conferencias regionales, por ejemplo sobre soluciones duraderas para personas desplazadas de Kosovo, y los ejercicios de cartografía organizados por el ACNUR para evaluar la necesidad de mejoras, han propiciado cambios tangibles. Serbia, por ejemplo, aprobó en 2012 enmiendas a la ley que introducían un procedimiento simplificado para establecer la fecha y el lugar de nacimiento de personas que no habían logrado cumplir los complejos requisitos del registro administrativo. Montenegro introdujo en 2015 un procedimiento judicial para el registro tardío de nacimientos.
El ACNUR y la OSCE también han colaborado en Asia Central, donde actualmente están teniendo mucho éxito (por ejemplo en Turkmenistán). El establecimiento de las nuevas repúblicas de Asia Central ha convertido en apátridas a millares de ciudadanos de la antigua Unión Soviética. En algunos casos, esas personas no se inscribieron en el registro o no recibieron la documentación adecuada en el momento en que el nuevo estado publicó sus leyes sobre naturalización, y como consecuencia de ello se convirtieron en apátridas. Para remediar la situación era importante, ante todo, iniciar un diálogo con el gobierno y lograr su apoyo. En 2009 ayudamos a organizar una conferencia regional en Ashgabad sobre la prevención de la apatridia. En 2010, el Gobierno turkmeno adoptó un plan de acción para eliminar la apatridia. En segundo lugar, nos pusimos en contacto con las comunidades para asegurarnos de que estaban informadas acerca de la posibilidad de que se confirmara su nacionalidad y del modo de hacerlo. Eso dio como resultado que unas 5.500 personas adquirieran la nacionalidad turkmena entre 2007 y 2016, y otras 5.500 se naturalizaran a finales de 2016. Hace unos años, asistí a una ceremonia en Ashgabad en la que el Ministro del Interior entregó certificados de nacionalidad a antiguos expatriados, fue un acto animado y alegre.
¿Cómo espera que el Manual OSCE-ACNUR sobre apatridia en el área de la OSCE ayude a eliminar ese problema?
Creo que es estupendo que hayamos podido elaborar el manual sobre apatridia, en colaboración con dos instituciones de la OSCE (el ACMN y la OIDDH) que están muy preocupadas por ese problema. Desde la perspectiva del ACMN sabemos que los grupos minoritarios suelen estar marginados y que eso puede desembocar en una situación de apatridia. El ejemplo más claro son las comunidades romaní y sinti que viven en los Balcanes occidentales y también en Ucrania. Ese es otro ámbito importante en el que nuestras dos organizaciones han estado colaborando. En 2015, el Punto de Contacto de la OIDDH para cuestiones relativas a los romaníes y sinti organizó, en colaboración con el Gobierno ucraniano, un seminario de expertos sobre el acceso de los romaníes a los documentos de identidad y al registro civil; se invitó a expertos del ACNUR para que intercambiaran buenas prácticas. La idea era ayudar a las autoridades ucranianas a comprender mejor los obstáculos con que se enfrentan los romaníes para inscribirse en el registro civil e identificar medidas concretas para superar esos obstáculos.
Confío en que la información y las buenas prácticas expuestas en el manual servirán para inspirar los debates y alentarán nuevas colaboraciones y medidas concretas por parte de los Estados participantes para erradicar la apatridia en el área de la OSCE. Confiamos en que todos los Estados participantes se adhieran a las Convenciones de las Naciones Unidas [La Convención de 1954 sobre el Estatuto de los Apátridas y la Convención de 1961 para Reducir los Casos de Apatridia], porque eso sería la mejor señal, y quizás la OSCE podría incluso adoptar una decisión para aclarar aún más ese punto, apoyar la campaña mundial #IBelong (YoPertenezco) del ACNUR y conseguir superar las diferencias, no por razones políticas sino con el espíritu de hallar una solución.
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