Marta en Uzbekistán
ENTREVISTA CON ILUTA LĀCE
¿Qué hace que Marta sea especial?
Nosotros estudiamos las leyes y las prácticas en vigor, y si detectamos algún elemento de discriminación procuramos hallar soluciones creativas (y a veces subversivas). Por ejemplo, durante la crisis económica algunos grupos quisieron legalizar la prostitución, y nosotros hicimos una campaña con el lema humorístico “Salva al país: conviértete en prostituta”. Nuestro objetivo era mostrar el infierno que sufren las muchachas y las mujeres debido a la explotación sexual, y atajar las propuestas de que se las explotara aún más. Organizamos una campaña titulada “Déjame en paz” para acelerar la introducción de normas de protección legal contra el acoso y hacer que se comprendiera mejor cuáles eran sus efectos negativos. Recurrimos al mecanismo del tribunal constitucional para modificar leyes que discriminan a la mujer. Buscamos maneras de abordar nuevos temas que nadie sabe cómo afrontar, como por ejemplo el acoso en Internet.
¿Por qué decidieron trabajar en Uzbekistán?
No se puede mejorar el mundo si no salimos de nuestro propio patio. Tenemos que romper el molde de nuestra propia comodidad. Todos estamos conectados los unos con los otros. Empezamos a trabajar en Uzbekistán en 2009, cuando nuestro socio, la Cámara italiana de Comercio, Industria, Artesanía y Agricultura estaba buscando expertos para tratar los problemas de la violencia contra la mujer. Lo cierto es que Letonia y los países de Asia central tienen muchas cosas en común: compartimos una historia común como antiguos miembros de la Unión Soviética, y eso nos ayuda a entendernos y a entablar un diálogo. El trabajo con las mujeres en Uzbekistán nos inspira y nos alienta, y también nos enseña cómo superan allí los obstáculos que afrontan en la vida cotidiana. También realizamos proyectos en Kirguistán (desde 2012) y en Tayikistán (desde 2014).
¿Qué cuestiones concretas se les plantean?
Hay toda una gama de problemas. Por ejemplo, a menudo las familias de las muchachas las obligan a que se casen muy jóvenes, especialmente en las zonas rurales. Otro problema es que, cuando una familia se rompe, por lo general las mujeres se quedan solas con los hijos sin recibir ninguna ayuda. Intentamos darles apoyo sicológico y jurídico, y velar por que reciban las prestaciones que les corresponden de sus ex maridos.
¿Cuáles son los puntos esenciales de su labor?
Educamos a psicólogos, asesores jurídicos, dirigentes de Mahalla (gobierno autónomo local), comunidades autónomas y otras ONG. Tratamos de compartir nuestros conocimientos y nuestros métodos de trabajo. Así, los miembros de las comunidades locales de Uzbekistán encuentran sus propias formas de integrar nuestros instrumentos en su labor.
¿Qué tipos de proyectos están llevando a cabo?
Por ejemplo, en colaboración con nuestro socio italiano, hemos formado a mujeres que quieren iniciar sus propios pequeños negocios, incluidas actividades que pueden realizarse en casa, por ejemplo, bordar, hacer tartas, tejer alfombras y fabricar instrumentos musicales. Esas actividades ayudan a que las mujeres se hagan acreedoras al respeto de sus familias.
Hemos ayudado a varios centros de apoyo (en Tashkent, Andijan, Navoi y Ferghana) a organizar campañas dirigidas a mujeres vulnerables. A lo largo de los años, millares de mujeres que estaban en una situación vulnerable han recibido apoyo jurídico o psicológico en esos centros.
El problema es que los centros locales tienen dificultades a la hora de desarrollar de forma continuada los programas de apoyo. Ahora estamos intentando registrar a Marta en Uzbekistán para que pueda cooperar más eficazmente con las organizaciones locales. Consideramos que es necesario facilitar un apoyo ininterrumpido, especialmente para mantener la profesionalidad y evitar que los especialistas que apoyan a las mujeres vulnerables caigan en el agotamiento síquico.
No considero que sea útil tener expertos que van y vienen. Es más eficaz crear asociaciones, formar a profesionales locales y difundir nuestros métodos para que puedan ser adaptados a las necesidades locales y puedan ser utilizados a largo plazo. Cuando estuve recientemente en Uzbekistán, me alegró mucho observar que algunos de nuestros instrumentos estaban siendo aplicados no solo por las organizaciones con las que habíamos trabajado sino también por distintas comunidades.
¿Cuál es la actitud de la población local con respecto a su labor? ¿Se encuentra con estereotipos de género?
Sorprendentemente, la situación es muy similar a la de Letonia. Nos enfrentamos diariamente con estereotipos de género, pero también encontramos apoyo. Cuando hablamos de cuestiones delicadas, como por ejemplo los derechos reproductivos o la violencia contra la mujer, hemos de ser muy cuidadosos con nuestro lenguaje porque las personas en Uzbekistán tienen su propia manera de expresar las cosas. Hablamos de respeto mutuo y de familias fuertes. Al igual que en Letonia, cuando empezamos a trabajar en el ámbito de la trata, no empleamos la palabra “trata”. En lugar de eso, organizamos seminarios sobre las cosas que las mujeres debían saber antes de ir a trabajar al extranjero. Se trata del modo de transmitir el mensaje. Tratamos de utilizar palabras que la gente pueda comprender.
No es fácil hablar de la violencia contra la mujer en ninguna sociedad. La sociedad civil trata de incluir ese tema en su programa pero no se admite que exista la violencia contra la mujer. Oficialmente no hay violencia, no se reconoce como un problema. Ésa es una de las razones por las que es difícil crear refugios para víctimas de la violencia en Asia central. Lo mismo ocurrió en Letonia hace unos años, la gente solía hablar acerca de conflictos familiares, pero no acerca de violencia.
¿Qué planes tiene para el futuro?
Nos gustaría centrarnos en nuevos temas. Por ejemplo, aunque la trata de seres humanos ya está reconocida como un problema en los países de Asia central, la violencia doméstica sigue siendo un tema tabú. Necesitamos colaborar con las organizaciones locales para hallar la manera de incluir ese tema en el programa.
Durante la Presidencia letona de la Unión Europea de este año, invitamos a nuestros socios de Uzbekistán y Tayikistán a visitar Letonia. Intercambiamos nuestros conocimientos acerca del modo de trabajar con instituciones públicas y gobiernos, y colaboramos con otros expertos y ONG de la Unión europea para hacer recomendaciones, dentro del ámbito de los objetivos de desarrollo de las Naciones Unidas y del programa de desarrollo sostenible posterior a 2015, sobre tres temas principales: la trata, la violencia doméstica y los matrimonios a edades tempranas.
Valentyna Polunina habló con Iluta Lāce.
Para más información acerca de Marta visite: http://www.marta.lv
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